ahora comprendo este advenimiento de los soles
que se tajan, se vuelven rodajas de una misma piel
y solo tres lenguas pueden pronunciar sus aguas
cuando se disuelven si es que se disuelven
por eso esta decisión de ser colibrí
casa, agua y tierra
que danza tras la poesía
tras la creación de toda está luz opaca
que aguarda la fuga
la caída de las constelaciones neptunianas
o el regreso
a una forma infranqueable
donde su significación sea escasa
polvo que construye cortinas
y se queja
ahora entiendo señor, sí, solo ahora entiendo
que este advenimiento ha sido para recibirme
para dejar de lado lo más líquido de mi fuego
y descongelarme
como en las notas que palpa el jazz
y ser algo que se mezcle a otro algo
como si solo fuera una estrella que se desprende del hilo rojo que teje
y teje y teje
la jugada precisa de los iracundos rayos
de los solitarios dioses que se presentan en mareas secas
secas inundaciones que se advienen
que se presentan
que me saludan
-allá va la lengua, en el congelador
se le calló el signo, se le cayó el significante
mire, vuelva
que los soles lo recojan-
ahora entiendo que el silencio es una espora que se desprende del agua calma
ahora sé que los soles fueron hijos de la lluvia
ahora entiendo que la esfera es un triangulo que desciende a los portones derretidos
solo con el advenimiento de los soles he comprendido que la noche no existe
y que nada es verdadero
que la poesía aún no nace
y que yo, realmente no sé que estoy escribiendo
por eso,
a favor de concordia
de que la lengua recupere el signo
y este la abrace como amante
y la penetre con el fuego del sentido
yo me callo
yo procuro silencio
yo procuro viaje a todo lo que fue dicho
Nos vemos hoy enfrentados a los vicios de nuestra generación a la vez que estudiamos los vicios de las generaciones pasadas. Hacemos de unos un mal que no queremos poseer en nuestras obras y de otros males que abrazamos con una esmerada dedicación que parece un profundo amor. Así creemos que debieron verse enfrentados a sus contextos los grandes autores de nuestra literatura y así nos vemos nosotros a mismos, en una especie de tradición en la que lo juvenil siempre debe mostrarse rebelde y disruptivo luego de mamar del seno que lo alimenta.
«Versos escritos a luces». Fotografía: anónimo. Trujillo, Venezuela.
Quienes somos hoy, y quienes seremos, es algo que iremos continuamente descubriendo mientras nos abrimos paso entre las letras de nuestra nación y del mundo. Y seguramente, como lo demuestra la historia, será el futuro el que hará comprender, mejor que nosotros, lo que fuimos y significamos. Igual será con nuestra realidad política, de la cual nos encontramos plenamente conscientes y, aunque no tengamos gran entusiasmo por incursionar en el realismo político nacional contemporáneo, sin duda es un tema que nos corresponde estudiar y sobre el que nos podemos manifestar.
Pero no creemos por esto que es nuestro momento de lanzar un sonido estridente y juvenil para crear ya mismo y sin más preámbulos la nueva premisa de la literatura moderna. Tampoco creemos que ya es momento de abrazar de forma sesgada y desmedida la supuesta gran premisa de la posmodernidad y morirnos con ella; ni tampoco de hacer una regresión, en forma de una especie de reacción conservadora, para contener el avance de esas manifestaciones que, de forma discutible, podríamos al final terminar reconociendoles un poco más de valor literario que muchos de los best sellers actuales en la industria, que sabemos bien tienen gran difusión mediática no por tener grandiosos aportes sino por saber calar en las modas de la sociedad. Por esta razón nos encontramos abiertos a ideas experimentales y transgresoras que puedan llamar la atención del público para acercarlo a nuestras propuestas.
Nosotros además tenemos gran interés por nuestra rica historia literaria y nos enfocamos en revolver nuestras bibliotecas hasta dar con la comprensión de muchas poéticas y quintaesencias. Evocamos nuestras reflexiones más apasionadas sobre nuestras lecturas porque así creemos estar más cerca de las buenas comprensiones sobre los autores -y sus obras- que muchas veces mueren siendo incomprendidos.
Reconocemos además en nuestra educación y la academia errores que por nuestra cuenta intentamos enmendar; no por el bien de la academia sino por nuestra propia formación como literatos y humanistas. Creemos que esta actitud es fundamental para cosechar los frutos que tanto anhelamos, pues alguien que triunfa académicamente no necesariamente puede triunfar en lo personal de la literatura, y alguien que logra triunfar en algunos aspectos ante la literatura no significa que haya triunfado en todos los aspectos académicos.
Entonces, para sintetizar todo y enumerar nuestros lineamientos: primero, rechazamos la posmodernidad como estética y temática a seguir en las obras que podemos crear; segundo, nos nutrimos de nuestra literatura para crear nuestro propio paradigma en el presente y tener algo que aportar al futuro, es decir, nos enfocamos en lo que podemos crear hoy sin dejar de estar conscientes en ningún momento del carácter cronológico de la literatura; tercero, buscamos constantemente qué tiene la literatura nacional y universal para ofrecerle a las letras de nuestra generación; cuarto, sin miedo de rayar en lo cursi, reflexionaremos con pasión y sentimiento las obras que pasan por nuestras manos, tanto en cuanto a forma como tema, deseando aportar perspectivas que acerquen al lector con las intenciones más interesantes atrapadas en la obra y las funciones en su forma de realizarse; quinto, nos encontramos abiertos a la experimentación con la forma y los medios de difusión -tanto tradicionales, modernos, como otros más polémicos- como una forma de llamar la atención del público o causar impacto.